Los ladrones tienen suerte de haberse topado con un amable guardia de seguridad. De lo contrario, no habrían tenido que complacer a un solo hombre, sino a toda una pandilla. Hay que reconocer los grandes cojones del guardia, se puede ver en el vídeo que uno de los ladrones se corrió en toda la boca, aunque habría habido suficiente para un segundo.
Uf, ojalá pudiera chupar las gotitas húmedas de los pétalos rosados de estas bellezas, lamer sus pezones y apretar sus pollas de leche. Mmm, ¡y luego meterles un palo a cada una y llenarles las rajas hasta el borde!