La chica se subió a la máquina del sexo y hubiera sido extraño que sus suspiros no hubieran sido escuchados por el chico de los tatuajes. Ella no se privó de seguir botando, así que él decidió meterla también en su boca. Y luego folló más en diferentes posiciones, en el pasillo y en las escaleras.
Nuestra modelo Lena logró encontrar un acercamiento al famoso fotógrafo. Para tener un portafolio hecho desde el corazón, el maestro tuvo que sentir su cuerpo, su olor, tener acceso a los rincones más íntimos. El deseo es el motor del arte, y despertándolo en un chico se puede conseguir mucho. Agradecerle con su cuerpo es justo. La decencia no consiste en no dar a nadie, sino en dar a alguien un trato merecido.
(¡Meto mi dedo en mi vagina! ))